domingo, 26 de octubre de 2008

Alquimistas

No soy vampiro, ni sufro insomnio, pero estoy despierta más de lo que me gustaría o debería (o eso dice mi papá).
Pero, ¡hey! Tampoco es que no me guste dormir, de hecho por eso llego tarde a todos lados.
El silencio de la noche tiene eso que me resiste un rato más. Y si hay un día que me resiste mucho pero mucho más es los sábados, si señor.

Uff, Saturday night live, re-live, super-live. La live de la live.
Es paradójico que con tan poca luz puedan verse con una increíble claridad algunas cosas.
Eso me recuerda a un cuento que me leía mi papá de chiquita. El del Rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro.
Hasta que convirtió en oro a su hijita, y ahí ni aunque cagara pepitas podría volver a ser feliz. La moraleja tenía que ver con la avaricia, obviamente. Eso y que "mejor no te metas con la alquimia".

Fijate que alguien debe haber estado jugando por allá arriba, últimamente, pero sacó poco oro y bastante bijou barata, de esas que no se pesan en balancita especializada, y que con un líquido definirían rápidamente de "bosta" (si por cortesía hacen la prueba).
Si, la noche trae una gran claridad, como dirían hace siglos que "el sueño de la razón produce monstruos". De más está decir que ahí nadie está dormido.
El sueño de la razón, para mí, produce en realidad esa confusa necesidad de andar cambiando las substancias (peligrosamente comienza en la mente). Después no te quejes del Frankestein que traigas al mundo, pa.
Yo no sé de química, pero me da la impresión que la esencia, aunque a la vista parezca, nunca cambia.
De haber estudiado química, lo habría entendido antes, y ahora tendría novio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"la esencia no cambia" como banco esa frase, como banco tu blog!

TOMAS